El nombre de la Torre de los Gatos probablemente está relacionado con el nombramiento del conde de Katzenelnbogen como ciudadano honorario de la ciudad de Oberwesel, quien poseía una finca cerca de la torre. Dado que la Torre de los Gatos fue construida en la tercera fase de la muralla de la ciudad, su construcción se sitúa en la primera mitad del siglo XIV. Por el lado del Rin, la fortificación de la ciudad en el suburbio norte fue asegurada por dos torres redondas, la Torre de los Gatos y la más grande Torre de los Bueyes. La Torre de los Gatos fue añadida posteriormente en la primera mitad del siglo XIV a la muralla de la ciudad, de modo que sobresale del muro hacia el lado del Rin.
Originalmente, en este lugar solo había una protuberancia semicircular en la muralla. Esta es la razón por la que el sótano de la Torre de los Gatos se encuentra semicircularmente por fuera de la muralla hacia el Rin. Mirando hacia la ciudad, la torre fue colocada a la altura del camino de ronda sobre las piedras de voladizo (salientes y portantes que sobresalen de la pared), de modo que la calle que corre paralela a la muralla de la ciudad permaneció libre. 
El camino de ronda conducía a través de la torre. A través de una escalera que se encontraba en el interior, los guardianes entraban a una plataforma de defensa desde la cual vigilaban. 
En el piso superior, la torre redonda forma un octágono sobre el cual estaba instalado un techo de cono aguja. Para proteger la torre de los cañonazos (cañones de corto calibre), se instaló una bóveda en el piso superior. 
En la década de 1860, el consejo municipal de Oberwesel vendió algunas torres. Así, la Torre de los Gatos fue vendida en 1862 por 26 táleros al embajador francés en Berlín (el conde de Reiset). Además, compró la zona adyacente a la muralla de la ciudad, 21,60 metros por encima y 10,80 metros por debajo de la torre. 
El conde la remodeló, creando espacios habitables que todavía se utilizan hoy en día. En el lado sur de la torre se puede observar una ampliación de ladrillo que forma una terraza. Esta se extiende hasta el paso del terraplén del ferrocarril. Además, en 1945 se añadió un mirador, sostenido por consolas en forma de voluta (ornamentación en espiral), con barandal de hierro fundido.
(Kira Bublies, Universidad de Koblenz-Landau, 2016)