Una vez aquí se fundía hierro y se moldeaba en piezas de maquinaria y objetos de uso, pero también se fabricaba el más fino fundido de hierro artístico. Hoy, esta época se revive mediante una exposición sobre la historia y una representación del alto horno. Una obra maestra arquitectónica es la sala de fundición de 1830, que parece estar compuesta casi únicamente de hierro fundido y vidrio. Perteneció de 1815 a 1865 a la corona prusiana y fue, junto a Gleiwitz y Berlín, el tercer sitio de las "Fundiciones de hierro reales prusianas". Hoy en día, la sala de fundición es posiblemente el único testimonio preservado en el mundo que recuerda de manera magnífica el inicio de esta época. Su "genio" es la conexión entre el nuevo pensamiento y la belleza construida.

No han pasado ni 20 años desde que el Museo de Fundición Artística del Rin se presentó en el Castillo de Sayn con numerosas exhibiciones, eventos y visitas guiadas. Ahora, la colección se ha trasladado al área monumental de Sayner Hütte y se inaugurará en mayo.